Nada más que pedir
Bajo el árbol que se deshojaba por el otoño seco, se encontraba Felipe concentrado en aquellas láminas de colores. Degustaba cuadro a cuadro las aventuras del hombre invisible. “Debo llegar a la fábrica antes que esos rufianes lleven a cabo su plan” decía el héroe camuflado entre los arbustos de algún lejano parque urbano.
De pronto unos pasos conocidos se acercan y la mirada pasa de un parque a otro. La niña del vestido rojo ruboriza el rostro que se esconde tras la historieta. Las palabras del héroe parecen perder sentido. “llebo degar al lebrica tease fregones jeben el plhabo su can”.
Felipe quiso en ese momento el poder de su héroe.
De pronto unos pasos conocidos se acercan y la mirada pasa de un parque a otro. La niña del vestido rojo ruboriza el rostro que se esconde tras la historieta. Las palabras del héroe parecen perder sentido. “llebo degar al lebrica tease fregones jeben el plhabo su can”.
Felipe quiso en ese momento el poder de su héroe.